Todo el mundo se ve afectado por la temporada estival. En muchas ocasiones el cambio de residencia, rutinas, horarios, etc. Como consecuencia de esto, la llegada de septiembre supone siempre un cambio de ciclo, en el que se debe volver a adaptar las antiguas rutinas e, incluso, otras nuevas
Esto no afecta sólo a los adultos, que bien conocen el llamado síndrome posvacacional, y que puede generar sentimientos de tristeza, irritabilidad e incluso ansiedad. Sino que también afecta a los más pequeños de la casa. Como bien se sabe, los niños son más sensibles a los cambios, por lo que la manera en la que se gestiona esta transición será fundamental para minimizar los efectos negativos en ellos.
“Es habitual que los niños, tanto los más pequeños como los adolescentes, presenten diferentes estados de ánimo ante este cambio. Pueden mostrarse nerviosos, más irascibles e incluso pueden mostrar cambios en el apetito.”, comentan desde Estudiotec, “Una de las claves principales es que los padres sirvan de ejemplo para los hijos, intentando mostrarse calmados, y también que estén abiertos a hablar de cómo se sienten unos y otros”.
Que los niños se sientan apoyados es una clave fundamental, como también lo es la comprensión. En este período en el que estarán más agitados, es recomendable centrarse más en el refuerzo que en el castigo. Es decir, premiar y tener más en cuenta las buenas acciones que realizan, que las que hacen de forma incorrecta. Ante estas últimas, es preferible que se opte por explicarles por qué no se deben hacer o cómo se hacen correctamente, antes que abogar por un castigo directo.
Estudiotec también hace hincapié en la importancia de pasar tiempo en familia durante este período de transición: “pasamos de estar mucho tiempo juntos a, de repente, separarnos e ir cada uno a sus tareas. En el comienzo del curso siempre es ideal buscar un ratito al día para pasar tiempo juntos, comunicarnos sobre cómo ha ido la jornada e ir viendo sus procesos de adaptación”.
Por último, hacen ver que implicarlos en el proceso les resulta beneficioso, les hace sentir que tienen control sobre sus vidas y refuerza su autoestima. Aspectos como ir juntos a comprar los materiales escolares o ropa para el nuevo curso, les hace sentirse involucrados, más seguros y motivados.
Fuente Comunicae
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