- El nuevo establecimiento de Rozas de Puerto Real es el decimoquinto de la cadena en España e incorpora un sistema de toma de pedidos que agiliza el servicio sin perder cercanía
- La apertura del nuevo local responde al propósito de demostrar cómo un proyecto con visión puede llevar lejos de los focos su servicio, donde nadie más lo hace
ROIPRESS / ESPAÑA / RESTAURACIÓN - Pink’s, la marca que nació en un local de 20 m² en Chueca con una sola burger y una idea clara — «hacer menos, pero hacerlo mejor»— inaugura ahora su local número 15. Pero no lo hace en una gran ciudad ni en un barrio de moda. Lo hace en Rozas de Puerto Real, un singular pueblo de apenas 580 habitantes en la Sierra Oeste de Madrid.
No se trata de una jugada de expansión, es una declaración de principios. «Mientras otros buscan volumen y visibilidad, nosotros elegimos ir donde no hay mapa», explican Juan y Andrés Casanova, sus fundadores.
Rozas de Puerto Real no es un experimento. Es un lugar real, con historia, identidad y una comunidad que, como las burgers de Pink’s, no necesita adornos para brillar. Aquí, las personas se conocen por su nombre, se ayudan sin hacer alarde y viven con un sentido de pertenencia y propósito que en otros sitios ya se ha perdido. Pink’s no llega a cambiar nada de eso, llega a formar parte.
«Rozas no es una jugada oportunista - afirma el equipo - es una apuesta audaz». Una forma de tensar su propio modelo y comprobar que, cuando el diseño es inteligente y el propósito claro, se puede operar con excelencia en cualquier contexto.
publicidad
Desde el primer momento, el proyecto fue recibido con entusiasmo por los vecinos y con un compromiso absoluto por parte del alcalde, Javier Vedia Abad, y todo su equipo. No solo entendieron el valor de la apertura, supieron ver lo que hay detrás: una marca que no busca figurar, sino encajar.
Para hacerlo posible, Pink’s ha adaptado su operativa a la escala del lugar: un local compacto, atendido por un solo miembro de su equipo, con un sistema de pedidos automatizado que mantiene la eficiencia sin perder el trato humano. Un modelo limpio, eficiente y funcional, que está diseñado para funcionar sin fricciones y con respeto.
“Cada persona que entra encuentra lo mismo: una burger de calidad, hecha con intención, pero, sobre todo, con excelencia”, señalan los fundadores. Sin florituras. Sin decisiones innecesarias. Solo calidad constante y consistencia, ante todo.
La apertura de Rozas de Puerto Real es un paso hacia lo que de verdad importa, la permanencia de los valores y la entrega al propósito. “Queremos inspirar a otros a mirar estos lugares con respeto, visión y compromiso.”, declara Andrés Casanova. En su castañar centenario, en su iglesia románica o en sus fuentes históricas hay belleza. Pero la verdadera fuerza del pueblo está en su gente y esto es lo que ha enamorado a Pink’s: trabajadora, cercana y hospitalaria. Personas que cuidan lo suyo y se enorgullecen de su tierra, personas que merecen proyectos que lleguen no a extraer, sino a aportar.
Pink’s no abre con expectativas de viralidad, abre con expectativas de consistencia. Esa fue la base del local en Chueca, y sigue siendo la base aquí. Porque el progreso no siempre viene con pancarta. A veces se presenta en silencio, bien hecho, sin desviarse del plan.
«Nuestro objetivo no es ganar el momento, sino merecer estar aquí dentro de 100 años» explica Juan Casanova. Y si esta apertura sirve para demostrar que lo pequeño también puede marcar el camino e inspirar a otros para invertir y revitalizar comunidades rurales que, como esta, tiene mucho que aportar, el equipo de Pink’s sentirá que ha hecho lo correcto.
Rozas de Puerto Real es el inicio de algo grande, una declaración de propósito y del futuro de la restauración en España.
from RoiPress canal de noticias empresariales https://ift.tt/AmFe2Bc
via IFTTT